"Estamos asistiendo al nacimiento de un proyecto que va a tener un alcance y una potencia fascinante", ha asegurado Lambán, quien ha hecho hincapié en la potencia de la agroindustria en Aragón, que "está desarrollándose a una velocidad de vértigo", como lo demuestra que ha pasado de 12.000 empleos en 2016 a 19.000, ha duplicado las ventas y ha triplicado la exportación.
Lambán, quien calcula que la agroalimentación va a ser el sector más importante en términos del PIB, ha destacado el "papel fundamental" que ha tenido el Ayuntamiento de Épila para atraer al grupo, cuya instalación en este territorio supone "un punto y aparte".
"Como aragonés me enorgullece que Alsina (presidente del grupo) y su gente esté construyendo algo semejante a lo que supuso la Opel hace unos años al implantarse en Aragón y crear una empresa automovilística potente", ha señalado Lambán, para quien ahora esta inversión es "de lo más relevante que ha ocurrido en Aragón".
También se ha mostrado contento con la "acertada" decisión el presidente del grupo Bonárea, Jaume Alsina: "Épila y Aragón nos han recibido con los brazos abiertos, nosotros también veníamos con los brazos abiertos y es un orgullo, veo el futuro de las próximas generaciones y nuestro servicio a nuestros clientes porque podemos ofrecer mejor producto, más fresco, con menos costes y a menor precio".
A sus 89 años, Alsina, quien se licenció como veterinario por la Universidad de Zaragoza, ha recordado su inicios al frente de una pequeña cooperativa de piensos para aves, que se amplió luego para los cerdos, a la que siguió la venta de animales, el sacrificio y la transformación: "una línea recta; más de 60 años en una misma dirección".
En este nuevo centro alimentario, además de los operarios implicados en las obras, ya trabajan 80 personas, un "equipo extraordinario", según Alsina.
Dentro del estado general de obras, destaca la finalización de algunos equipamientos y actuaciones, la fase intermedia de construcción de otros y el inicio de proyectos que ya estaban planificados.
Las actuaciones que acometerá la empresa durante este año y los tres o cuatro siguientes pretenden continuar con el desarrollo de la actividad e inversiones en la nave logística (de 110.000 m² que requerirá más inversión y mano de obra), la puesta en marcha de la nave de frutos secos (ya en fase final de construcción), la ejecución y puesta en marcha de la de líquidos, fábrica de pet-foods, almacén para la recogida de cereales, planta de abonos y semillas, nave de quesos y postres, de platos cocinados, de congelados y centro promocional (tienda+bufet).
La empresa ha valorado, tras experiencias recientes como la pandemia o los problemas de suministros, que es conveniente poder ampliar la capacidad de estocaje y regulación de la producción mediante la construcción de nuevas naves de congelación.
Bonárea prevé que la inversión durante este año 2023 alcanzará unos 50 millones de euros, y en el período 2024/2027 superará los 160 millones, es decir, una previsión de inversión de unos 50 millones anuales durante estos años, un periodo al final del cual, Jaume Alsina calcula que se habrán "doblado las ventas y, por tanto, la producción".
El grupo también quiere ampliar dichos proyectos para dar cabida a nuevas fuentes de energía, como el hidrógeno o el biogás (que permitiría una mayor circularidad con el aprovechamiento de subproductos y residuos).
No obstante, el ingeniero jefe de la compañía, Andreu Puig, ha reconocido que aunque la producción del hidrógeno será la solución para el consumo de energía, será "necesario esperar para ver cómo evoluciona", pero el objetivo es generar el combustible para los propios camiones.