Nueva inversión a la vista en el incipiente –pero fértil– mercado del hidrógeno verde. El grupo francés Qair, con más de 30 años de experiencia en el sector de las energías renovables, ha fijado sus ojos en Aragón para la instalación de una planta de producción de este combustible ecológico, considerado el aliado perfecto para descarbonizar la economía y combatir el cambio climático. Aunque fuentes de la compañía precisaron que el proyecto se encuentra aún en una «fase preliminar», destacaron su apuesta «clara y firme» por esta comunidad, que sitúan como punta de lanza de su plan de expansión en España. Todavía no se ha decidido el emplazamiento, pero el municipio zaragozano de Mallén es el que suena a con más fuerza, sin descartarse por ahora otras ubicaciones.
Qair es a día de hoy un desconocido en España, donde aterrizó hace tres años, pero el grupo francés puede presumir de galones. Actualmente, explota y construye un gigavatio (GW) de activos a partir de fuentes renovables y tiene en cartera otros 30 para su futura implantación en los 20 países en los que opera, además de contar ya con un proyecto de hidrógeno con cara y ojos, un electrolizador de 50 MW (20 en un primera etapa) que empezará a construir este mismo año en Port-La-Nouvelle, en la región vecina de la Occitania (Francia).
La empresa es propiedad del empresario Jean-Marc Bouchet, socio histórico y mayoritario, junto al equipo directivo y RGreen Invest. A estos accionistas se unieron a principios de 2023 el fondo de inversión DIF Capital Partners y el banco público BPI France.
A pesar de todo ello, desde Qair mantiene un perfil bajo sobre sus planes en Aragón, que conllevarán el desarrollo de un importante volumen de activos eólicos y fotovoltaicos con el fin de optimizar la generación renovable para producir hidrógeno mediante electrólisis. La empresa prefiere no avanzar cifras de inversión o empleo hasta que el proyecto alcance una fase de madurez para «no generar falsas expectativas». Eso sí, recalcan que no quieren ser flor de un día, como ocurre con otros operadores en el mundo de las renovables, sino que vienen para quedarse. El suyo, subrayan, es un proyecto «a largo plazo», con vocación de permanencia al tratarse de una empresa que cubre desde las el desarrollo, la financiación y la construcción hasta la operación de las instalaciones, sin posteriores ventas a terceros de los activos.
«Aragón es una apuesta clara porque aquí tiene todo el sentido la producción de hidrógeno», apuntaron al destacar la ubicación geoestratégica de la que goza la comunidad, que hace sea «un centro neurálgico para llegar a los clientes» de zonas próximas como Cataluña, Navarra, y Valencia.
Los clientes finales son, precisamente, un factor fundamental para esta iniciativa de inversión. La empresa está a la espera de decidir el mercado al que destinará la producción de hidrógeno. De ello, dependerá el tamaño final de la planta y, en efecto, el montante de la inversión, algo que también está supeditado a la futura regulación sobre este vector energético. Dos son las alternativas comerciales que tiene sobre la mesa. Por un lado, estudia la venta de este gas renovable en formato comprimido para su uso final en el sector logístico, como combustible ecológica para el transporte. La otra opción es transformarlo en amoniaco o metanol para generar carburantes sintéticos en alianza con compañías emisoras de C02.
Posibles ubicaciones
Aunque desde la empresa señalaron no haber tomado una decisión definitiva sobre la ubicación, Qair lleva varios meses sondeando el municipio de Mallén con vistas a solicitar licencias y permisos y poder alcanzar acuerdos con agricultores para el alquiler de terrenos donde instalar aerogeneradores y paneles fotovoltaicos. «La planta generaría entre 40 y 50 puestos de trabajo directos», afirmaron fuentes conocedoras de las negociaciones, lo que equivaldría a un electrolizador de unos 50 MW.
La empresa baraja otras localidades de la provincia de Zaragoza como posibles emplazamientos del proyecto, así como la zona sureste de Teruel colindante con la Comunidad Valenciana. «Estamos en contacto con el territorio y con empresas aragonesas», apuntaron. De hecho, ya cuenta con contratos de colaboración con centros tecnológicos de la comunidad cuyos nombres prefieren no revelar por ahora.
En España, la compañía se implantó en el año 2020 y tiene actualmente una cartera de un gigavatio de proyectos renovables (fotovotaicos y eólicos) en diferentes grados de desarrollo. Aragón es una de las cuatro autonomías donde Qair quiere focalizar sus inversiones, siendo aquí donde primero quiere poner en marcha un centro de producción de hidrógeno verde, junto con Castilla-La Mancha, en este caso para atender la demanda de clientes de Madrid.
Qair tiene experiencia en eólica terrestre y marina, solar, hidroeléctrica, mareomotriz, plantas de conversión de residuos en energía e instalaciones de producción y almacenamiento de hidrógeno.