Perder la vista para ver lo que realmente importa

jueves, 3 de marzo de 2022

El hotel Ilunion Romareda reúne a policías, empresarios, sanitarios y periodistas en un desayuno a ciegas para concienciar sobre los retos de la discapacidad.

Una de las asistentes desayuna con una venda en los ojos, ayer en el Ilunion Romareda
Una de las asistentes desayuna con una venda en los ojos, ayer en el Ilunion Romareda
Francisco Jiménez

Perder la vista durante una hora puede ser suficiente para ver lo que realmente importa. Este es el objetivo detrás de la iniciativa que, cada mes, propone el hotel Ilunion Romareda a un grupo de empresarios y trabajadores públicos para concienciar acerca de los retos a los que se enfrentan a diario las personas con ceguera o discapacidad visual grave. Basta un antifaz, una escalera y un desayuno para comprobar que acciones a priori tan sencillas como bajar un escalón o cortar un trozo de piña no lo son tanto cuando el mundo ‘se apaga’.

Policías nacionales, sanitarios y periodistas, entre otros colectivos, pudieron comprobarlo ayer. Su primera ‘misión’ fue bajar las escaleras del hotel para salir a la calle, una sencilla tarea que despertó las primeras inseguridades.

Eran solo seis peldaños, pero, con una venda en los ojos, hasta una ‘nimiedad’ como esta infunde respeto. Cada cual contó con su guía; un brazo amigo al que agarrarse y que, para muchos, resultó indispensable. "Cuando una ceguera es paulatina, la persona lo tiene más fácil para adquirir las destrezas necesarias, pero quienes se quedan ciegos de repente carecen de adiestramiento, resultándoles mucho más complejo", explicaron a los asistentes.

Desayunar con los ojos tapados tampoco fue sencillo. A la hora de comer, las instrucciones eran claras. "Pensad en el plato como en un reloj. A las 12.00 tenéis un bizcocho, a las 3.00 hay un bocadillo de jamón y a las 6.00, un trozo de queso fresco con membrillo", indicaron. Pero al pasar de la teoría a la práctica y tratar de localizar la comida o echar azúcar al café se vio que el reto no era menor.

Experiencias como estas pretenden hacer ver la necesidad de adaptar estos y otros espacios a las personas con discapacidad e incidir en la importancia de incorporarlas al mercado laboral. En el Ilunion Romareda, hasta un 40% de la plantilla tiene algún tipo de discapacidad. El hotel, premiado por acoger a trabajadores sanitarios en las peores semanas de la pandemia, posee además un certificado de accesibilidad universal. "Pequeños gestos, como cambiar el color de la moqueta para indicar que se está ante un ascensor, pueden ser de ayuda", explicó su director, José Antonio Palau.


Fuente: JORGE LISBONA

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